Visita 2

¡HAY QUE TRANSFORMARSE EN EL AMOR!

      Estábamos esperando el tren sentados en un andén. De repente Vladimir se volvió hacia mí desde el otro lado de una banca y, bromeando, dijo:
      —Tienes tantas cosas nuevas por conocer. ¡Hasta te envidio!
      Todos reímos.
      Luego él continuó:
      —Podemos representar la totalidad de todos los que aspiran a la Perfección en forma de una pirámide dividida en pisos.
      »Pues, muchos se interesan por el trabajo espiritual, pero solamente unos pocos, entre millones, son capaces de llegar a la cúspide.
      »Algunos logran tan sólo aprender a vivir en el chakra anahata y a mirar al mundo con el corazón espiritual. ¡Y ya es muchísimo, comparando con el nivel inicial! ¡Sin embargo, no todos los que dominaron este nivel quieren avanzar más allá, porque las cosas terrenales les distraen!
      »Otros aprenden a experimentar y a ver los capullos bioenergéticos de los árboles y luego las Formas de las Conciencias de los Espíritus Santos. También pueden aprender a comunicarse con Ellos.
      »Además, es posible recibir el bautismo en el Espíritu Santo, durante el cual experimentamos a Dios en nuestros cuerpos, en nuestros chakras anahatas. ¡Eso es el Samadhi! ¡El primer Éxtasis que surge al experimentar a Dios tan vivamente! No obstante, luego este estado se vuelve común, habitual.
      »¡Si seguimos avanzando, poco a poco desarrollamos relaciones directas con Dios! ¡Y se hace posible verlo a Él con la conciencia desarrollada, comunicarse con Él, abrazarlo a Él, unirse con Él y aprender directamente de Él!
      »Sin embargo, para lograrlo, hay que, entre otras cosas, liberarse del miedo suscitado por diversas sectas. Estoy hablando, en primer lugar, sobre la afirmación de que es imposible comunicarse directamente con Dios, de que ni siquiera podemos amarlo y de que tales intentos son un pecado.
      »¡Al contrario, debemos estar totalmente abiertos a la percepción de Dios! ¡Debemos expresarle nuestro amor y estar dispuestos a recibir Su Amor correspondido!
      »¡Sin duda, para esto hay que comprender que Él es el Amor, y no un hombrecito que vuela ni un monstruo que castiga a las personas!
      »¡Para conocer a Dios, uno debe caminar hacia Él con valentía, transformándose gradualmente en el Amor! ¡Y luego no debe asustarse al encontrar Su Amor!
      »Pues, existe una opinión sectaria que dice que el amor a Dios es un «encantamiento», es decir, «cuando uno está encantado por las intrigas del diablo». Estos sectarios afirman que el diablo nos incita a amar a Dios. ¡Pero es un absurdo! ¿Para qué lo necesitaría?
      »Hay que tratar de liberar a las personas, especialmente a los niños, de este y de otros semejantes embustes nocivos de muchas sectas.
      »¡Ahora la idea de Dios es dar a las personas —a través de nosotros— el verdadero conocimiento sobre Él, sobre el Camino hacia Él y sobre el significado de nuestras vidas!
      »Es especialmente importante para la juventud, para aquellos que todavía no han destruido sus capacidades intelectuales con el consumo de alcohol y de los cadáveres de animales. Sin embargo, hay que hacerlo con mucho cuidado, ya que los sacerdotes de tales sectas «se alimentan» de su rebaño y, por lo tanto, pueden actuar muy agresivamente.
      Vladimir se quedó callado por algún tiempo, aparentemente acordándose de algo.
      —En este momento —continuó él— recordé un episodio. Una vez, ya hace muchos años, unos periodistas, que entrevistaban a los transeúntes, me detuvieron en la calle. La pregunta fue: «¿Cómo celebró la fiesta de ayer?». (Era un día importante para la iglesia ortodoxa rusa). ¡Les contesté que no soy un sectario! Y tropecé con su incomprensión total: «¿Cómo es posible? ¿¡Acaso no sabe usted que es una costumbre?!».
      »Lamentablemente, muchas personas en Rusia entienden «celebrar» como emborracharse. En nuestro país la borrachera se ha revestido de «religiosidad».
      »Pero ¿acaso tal «religiosidad» es la que Dios quiere ver en nosotros? ¿Acaso tales «celebraciones» de unas u otras fechas demuestran que somos religiosos?
      »¿O la borrachera es, más bien, una de esas tradiciones «religiosas» de Rusia que acerca a muchas personas al infierno?
      »En vez de ésta, por el contrario, podrían cumplir las Enseñazas de Dios…
      

* * *
      Al día siguiente yo ya debía partir, pero tenía la mañana libre.
      Entonces Anna me propuso visitar a Andrés, el Apóstol de Jesús el Cristo, Que tenía más de dos zonas de trabajo en aquella ciudad.
      Lo acepté con alegría.

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