Visita 3

LA IMAGEN DEL GURÚ NANAK-2

      Dedicamos los primeros días a los sitios de poder que se encontraban en la ciudad. Aproximadamente a una hora a pie de la casa de Vladimir, estaba la zona de trabajo de Eagle. Entonces primero a visitarlo a Él.
      Mientras estábamos caminando en un templado silencio de la mañana, Vladimir tocó el tema del crecimiento de la conciencia y de la autopercepción.
      —Estoy allí donde me experimento —explicaba él—. Una conciencia pequeña, que vive todavía solamente en su cuerpo o alrededor de éste, no puede hacer mucho para el conocimiento de Dios. ¡La conciencia debe llegar a ser grande, creciendo como corazón espiritual! Por lo tanto, todo el que aspira a la Perfección debe aprender a expandir su corazón espiritual en ese plano sutil adonde ha llegado.
      »El movimiento hacia la profundidad del espacio multidimensional —de un plano al otro— se realiza con ayuda de los brazos de la conciencia, los que parten del corazón espiritual desarrollado. Son estos brazos de amor —con las palmas mirando hacia arriba— los que permiten expandir la autopercepción, trasladándose en el espacio y abrazándolo con uno mismo.
      ¡Mientras estaba escuchando a Vladimir, mis sensaciones se volvían cada vez más alegres, cercanas al arrobamiento! ¡Por fin logré escapar! ¡Estoy libre, por lo menos durante las meditaciones! ¡Ahora puedo —al menos por algún tiempo— dedicarme solamente a Dios, Dios y Dios!
      Vladimir, como siempre, estaba alerta, expresando al mismo tiempo una absoluta tranquilidad y relajación:
      —¡No hay que perder la orientación en el plano material, tan siquiera para no chocar, por ejemplo, con otro transeúnte o con un carro! ¡Hay que comportarse adecuadamente en el mundo material, pero al mismo tiempo estar con la mayor parte de la conciencia (90% y más) en los eones (planos) que debemos estudiar en aquel momento!
      Es curioso ver en las películas de Sathya Sai cómo, de ser necesario, Él entra, fluyendo desde las inmensidades universales, al propio cuerpo con una parte de Él Mismo y luego empieza a mirar desde éste al mundo material. Después sale nuevamente y se vuelve Universal otra vez.
      ¡Era maravilloso —bajo la guía de Vladimir— comenzar a dominarlo! He aquí estoy mirando un tronco de abedul, examinando la estructura de su corteza. ¡Luego —salgo del mundo material— y me vuelvo grande, universal! Al hacerlo, observo con interés por dónde paso a través de mi cuerpo, cuáles son las estructuras que atravieso. Si parto del mundo material, entonces paso a través de mis ojos, el chakra ajña, luego desciendo en el anahata y salgo de éste hacia atrás. ¡Allí experimento mis brazos gigantes de la conciencia y con su ayuda me expando en el espacio! Y después me dirijo otra vez hacia el mundo material, y así muchas veces.
      —A propósito —preguntó Vladimir—, ¿qué color tiene este espacio adonde nos dirigimos, saliendo de nuestros cuerpos hacia atrás?
      —¡En este momento es blanco, una Luz blanca viva!
      Vladimir asintió con la cabeza y dijo:
      —De esta manera podemos entrar en los diferentes eones, en aquellos que están «frente al Espejo» y en aquellos que están «detrás del Espejo». Con la particularidad de que unos u otros sitios de poder nos pueden ayudar en esto. O nosotros mismos podemos escoger uno u otro eon si ya lo conocemos muy bien. Otra posibilidad es cuando los Maestros Divinos nos ayudan a escoger algún plano multidimensional.
      Estaba reflexionando sobre lo escuchado. De repente, Vladimir aminoró su paso.
      —Es curioso —dice él, escudriñando algo—, ahora los Maestros enseñan tu pasada encarnación, la imagen del Gurú Nanak-2. Allí está parado. Tú misma puedes ver tu pasado: un monasterio en las montañas, un cuerpo masculino vestido con ropas anaranjadas…
      ¡Me estremecí enteramente! ¡Puedo ver mi pasado! ¡Guau! La descripción de Vladimir me ayudó a percibir mejor esta imagen. Las ropas anaranjadas, parecidas a aquellas que, según las películas, llevan los monjes budistas del Tíbet. ¿Es interesante si tengo también la cabeza afeitada como ellos? Pero no pude ver ni cabeza ni rostro, y ni siquiera podía imaginar cuál sería mi reacción si hubiera logrado ver claramente mi cara de aquella vida.
      Quería seguir estudiando todo esto. Pero Vladimir sugirió que no dedicáramos más tiempo a este asunto y continuáramos el camino.

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