Visita 3

«LA TERCERA PLANTA»

      Después de unos 15 minutos, salimos a una carretera. Era una mañana del domingo, por lo tanto, casi no había ni gente ni carros. Caminamos sin prisa.
      En una parte del camino, donde se encontraba el sitio de poder adecuado, Vladimir me enseñó una de las muy importantes meditaciones: la entrada en el plano primordial del Espíritu Santo. Se podía realizar dicha entrada subiendo, como conciencia, muy arriba sobre la superficie de la Tierra. Lo hice y llegué a un espacio muy luminoso, donde pude percibir una Pureza Divina sutilísima y resplandeciente que constaba de un Éxtasis Vivo.
      —Es como la «tercera planta»  sobre cuyo «piso» podemos caminar —empezó a explicar Vladimir—. ¿Por qué se parece a un piso? Porque el plano del Espíritu Santo limite con el otro plano un poco más denso y así se forma una frontera entre éstos, percibida como un piso. Durante esta meditación dejamos nuestros cuerpos materiales en la tierra y nosotros mismos, como conciencias, nos elevamos. Cuando llegamos arriba, debemos necesariamente experimentar los brazos y la cabeza del cuerpo de la conciencia. Así caminamos en la «tercera planta» y miramos nuestros cuerpos que caminan abajo.
      »Como ya lo dije, es la «tercera planta»
*. Entre ésta y el plano material existe la «segunda planta», que es el paraíso, una dimensión espacial un poco más densa.
      »Conocemos también unos sitios de poder, encima de unas colinas altas, que le permiten a uno estar simultáneamente en ambas “plantas” junto con su cuerpo material. Las más interesantes a este respecto son las zonas de trabajo de Ngomo.
      »Permaneciendo en una u otra “planta”, podemos estudiar, por ejemplo, la estructura de su piso y ver de qué consta. A veces se parece a unas dunas de arena dorada, a veces, a las nubes.
      —Yo lo percibo como nubes —contesté—. Son suaves, vaporosas y tiernas como espuma, y me baño en éstas. Y desde arriba, en vez de una ducha, sobre mí cae una lluviecita templada dorada y brillante. ¡Y todo esto es vivo y está compuesto de las emociones del Puro Amor Divino, del arrobamiento y del deleite más alto!
      —Bueno, ahora puedes aprender a permanecer en la «tercera planta» —continuó Vladimir—. Como Don Juan Matus explicaba a Castaneda, para estar durante mucho tiempo en uno u otro plano, debemos actuar allí. Por ejemplo, podemos volar o nadar usando los brazos gigantes de la conciencia o podemos hacer allí los ejercicios psicofísicos o comunicarnos con Dios. Si todavía es difícil para nosotros, podemos, por lo menos, dirigirnos a Él con palabras llenas de emociones amorosas y decir: «¡Te amo!»… También podemos hacer la siguiente meditación: soy una conciencia pura capaz de disolverse muy fácilmente en Dios. Podemos entrenarnos de la siguiente manera: primero nos disolvemos en el Éxtasis Vivo del Espíritu Santo y luego nos condensamos nuevamente en unas nubecitas muy ligeras. Repetimos esto muchas veces.
      Así caminamos nosotros, inundados de la luz del Sol físico y de la Luz de Dios… Poco a poco el mundo material perdía para mí el derecho de llamarse la única realidad; en cambio, el Mundo Divino me abría cada vez más sus Puertas y me absorbía…


*    En este caso las dimensiones espaciales o planos (eones) se comparan con las plantas (o pisos) de un edificio (nota del traductor).


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