Visita 2

¿CÓMO PUEDO ABRAZAR A KRISHNA, SI ME HE UNIDO CON ÉL?

      Nos pusimos en el camino de regreso al tren eléctrico y de paso decidimos visitar otro sitio de poder de Krishna, donde Él se manifestaba de manera diferente comparando con Sus otras zonas de trabajo.
      Habiendo llegado, nos quitamos las mochilas, comimos un poco y descansamos. Y mientras estábamos tumbados al sol, Katia incluso se durmió.
      Luego Vladimir nos sugirió que notáramos cómo Krishna puede manifestarse de modo diferente en Sus varios sitios de poder. Él dijo:
      —Krishna puede manifestarse de varias formas. Por ejemplo, puede estar muy por encima de la superficie de la Tierra o puede ser percibido justamente alrededor de nuestros cuerpos como el Fuego Divino o —en otros sitios Suyos— Él enseña cómo desarrollar el poder de la conciencia.
      En el lugar donde estábamos, Krishna fue percibido muy por encima de los pinos, ocupando un espacio de muchos kilómetros. Vladimir, de broma, me propuso llegar a ser tan grande como Krishna. Pero, después de ver mi cara tensa e interrogativa, se echó a reír.
      —Nos unimos con Krishna dentro de Su Mahadoble y luego nos preguntamos: «¿Quién soy? ¿Dónde estoy?».
      »Tratemos de entender cómo es posible abrazar y amar a Krishna, si ahora yo soy Krishna.
      Recordé que una pegunta parecida ya me la había hecho. En aquel momento me pregunté: «¿Cómo puedo abrazar a Dios, si Él es Todo?». Vladimir entonces, viéndome por medio de la clarividencia, sólo sonreía alegremente y de un modo alentador. Y yo entendí su pensamiento: «¡Espera un poco y todo lo comprenderás!».
      Bueno. Pero lo que realmente me aflige e impacienta es mi inhabilidad para ver y oír a Dios. El Rostro de Krishna es parecido al de Jesús, escribió Vladimir. Pero ¿cómo puedo verlo realmente?
      ¡Vladimir indicó dónde estaba el centro del Mahadoble de Krishna y yo comencé a caminar minuciosamente dentro de Él, por aquí y por allí, tratando de oír, por lo menos, algo!
      Luego surgió el pensamiento: «Quizás, para oír algo, haya que primero preguntar sobre algo».
      Me puse a pensar lo que podría preguntar, pero «salí» de la meditación debido a esto.
      Finalmente, empecé a oír unas palabras separadas que dirigían mis esfuerzos hacia lo profundo y hacia lo alto.
      Me precipité a consultar esto con Anna y Larisa. Ellas confirmaron que sí, en efecto, al principio sólo se oyen unas palabras separadas. ¡Pero para mí oír sólo unas palabras ya no es suficiente! ¡Quiero oír frases enteras! Pensé que en cierto grado esto se parece al proceso durante el cual un niño aprende a leer: primero las silabas, luego las palabras y luego, por fin, las oraciones. Creo que de la misma manera yo estaba aprendiendo a oír.
      Pronto me cansé y comencé a ver imágenes extrañas, las que califiqué como producto de mi imaginación. Entendí que era tiempo de terminar y me dirigí hacia nuestras mochilas.
      ¡Pero de repente me di cuenta de que algo había cambiado dentro de mí! ¡Yo casi volaba! ¡El cansancio desapareció sin dejar huella! ¡Mi cuerpo se hizo tan liviano, como si la gravitación de la Tierra hubiera disminuido! No sentí el dolor que tenía en músculos y articulaciones debido a una larga caminata. ¡Es más, casi no sentí mi cuerpo! ¡Este se disolvió en el espacio! ¡Fue maravilloso!
      Y me uní apasionadamente con Krishna.
      

* * *
      Me senté sobre un tocón y comencé a anotar las experiencias recientes. ¡No obstante, de súbito surgió un deseo irresistible de acostarme y echar un sueño! Y así lo hice.
      Sin entender todavía dónde estoy, a través de una dulce somnolencia, escucho de repente la voz de Vladimir. «Agudizo» un oído, pero me da pereza abrir los ojos. Vladimir está preguntando si es que quiero regresar a la cuidad o si quiero quedarme aquí con Krishna durante toda la noche.
      Abrí un ojo. Pensé: «¿Cómo es? ¿Qué debo hacer para quedarme con Krishna toda la noche?». De nuevo lo cerré. Me dio pereza pensar, ¡pues me sentí tan bien con Krishna!
      Pero debo «dominarme». Me levanté. ¡Incluso una gata dichosa me envidiaría por mi estado!
      Miré a los lados. Katia seguía durmiendo dulcemente. ¡Perfecto! ¡Entonces también puedo seguir disfrutando! Y me caí otra vez en Krishna.
      Probablemente, había pasado más de una hora y Vladimir ya tuvo que levantarnos más resueltamente para que pudiéramos alcanzar el último tren.
      Con esta misma dichosa delicia llegué a la casa.
      Y este mismo estado lo tenían todos.
      En casa me dijeron que mañana iríamos a visitar a Babaji.
      Y en la noche soñé con Él.

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