Visita 2

¿MI MAMÁ ERA DAVID?

      Desde luego, me moría de curiosidad. Quería saber todos los detalles. Pero Anna y Larisa me explicaron varias veces que Dios no aprueba la curiosidad de este tipo. La excepción son solamente esos casos cuando la información tiene un valor práctico para el desarrollo del discípulo. «Te contarán con seguridad lo que realmente debes saber sobre esto», decían ellas.
      Así que, comencé a esperar con paciencia.
      También conté a Anna que en mi casa estuvieron David y Sarkar, que David me llamó Su hija y que bailé con Él… Después ya que no pude seguir contando por el exceso de las emociones. Tuve que calmarme y limitarme a preguntar: «Es interesante que Ellos hayan venido juntos. ¿Por qué será?».
      —Pues, David era la esposa de Sarkar en Su Encarnación pasada —contestó ella tranquilamente.
      Una larga pausa se hizo en mis pensamientos. ¿¡Si David era mi mamá, entonces Sarkar…!?
      Para que un «cortocircuito» no se produjera en mi cabeza, ahuyenté esos pensamientos. Quizás, después, cuando tenga más información, pueda volver a reflexionar sobre esto y digerirlo mejor.
      Además, resultó que en cierto tiempo yo era un Gurú Nanak en un cuerpo masculino. En este nombre ya pensé con más tranquilidad e incluso vimos con Anna en el Internet cómo es Nepal. ¡Qué belleza! ¡Y el lugar donde yo vivía debería ser aún más bello, ya que mi monasterio se encontraba entre las montañas!
      Luego pregunté a Anna sobre el parque que mencionó el Apóstol Andrés.
      —Él dijo que tuviste allí alguna historia con un perro.
      Me puse a reflexionar. ¿Qué historia con un perro? De todos modos, no recuerdo ningún acontecimiento negativo. ¿Quizás, algún perrito simplemente se me haya acercado para «saludar»? Pero no recuerdo que esto pasara en el parque. Empecé a afligirme por el hecho de no poder recordar, pero Anna me animó diciendo que el Apóstol Andrés seguramente me sugeriría la idea correcta al respecto.
      ¡Y ya en la tarde, antes de dormir, cuando hacía memoria de mis encuentros con perros, recordé! No era del todo un acontecimiento. Simplemente, recuerdo que iba a examinar un claro en el parque, pero vi que ya estaba ocupado por los perreros. Era, por lo visto, su lugar de entrenamiento y de preparación para las exposiciones caninas. Así que, ¡esto debe ser la zona de trabajo del Apóstol Andrés!
      ¡Qué magnífico! ¡Y no está lejos del sitio de poder de Rada! Vladimir vio a esta Maestra Divina en las fotografías anteriores, pero en aquel entonces yo no sabía qué meditaciones podía realizar en Su sitio de poder y simplemente permanecí allí en Su dichoso gozo.
      ¡Tanta información! ¿Cómo digerir todo esto?
      ¡Estoy parada en los umbrales de recuerdos absolutamente inconcebibles e imposibles, según la opinión de la mayoría de personas!
      ¡Soñé con esto durante tanto tiempo y con tanta pasión! Y cuántas palabras amargas tuve que escuchar de los demás sobre mi «fe en una utopia», sobre el hecho de que «no soy de este mundo» y «tan rara». ¡Y cómo sufría cuando hasta las personas más queridas se apartaban de mí, incluso aquellas que me confesaban su amor. Ellos decían: «¡Tú estás allí (como si yo estuviera en el otro planeta), y nosotros aquí!».
      ¡Pero mis sueños empiezan a cumplirse a una velocidad cada vez más alta, incluso los más fantásticos, «utópicos» e increíbles!
      Recuerdo ahora cómo en el verano pasado planifiqué mis vacaciones en el seno de la naturaleza cerca de un lago con tiendas de campaña. Íbamos allí con un, como yo creía, muy buen amigo. Sentí que nuestra relación empezó a ser algo más que amistosa, y aquel hecho me alegró indeciblemente. ¡No obstante, él, faltando dos semanas para las vacaciones, de repente todo! ¡Y lo hizo tan categóricamente, tan, a mi parecer, ilógicamente que yo no logré volver en mí durante mucho tiempo! ¿Por qué lo canceló? ¿Qué hice mal?
      Sin embargo, en aquel entonces yo ya sabía que, cuanto más ilógica está la situación, más tiene uno que reconocer la Voluntad de Dios en ésta. Y, por eso, pude soportar aquella ruptura más tranquilamente.
      ¡Y ya en el siguiente (es decir, este) verano tuve un encuentro con Dios! Como si Él me estuviera diciendo: «¿Para qué necesitas a este hombre? ¡Mejor ven a Mí! ¡Y recibe “por añadidura” los lagos, los pececitos, los patitos y Mi Amor!».

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