Visita 1

MI PROPIA BÚSQUEDA DE LOS SITIOS DE PODER

      Desde el siguiente día al regresar a mi casa, comencé a practicar las meditaciones con las cuales uno puede trabajar no en los sitios de poder naturales, sino en su departamento. Para este propósito, más adecuados eran todos aquellos ejercicios que practicaba con Meniul. Anna grabó para mí una música anahática especial para la sintonización. ¡La puse y enseguida noté el cambio! ¡Al son de esta música, lograba realizar todas las meditaciones con más efectividad!
      Luego, en el primer fin de semana, me precipité a examinar los parques locales para encontrar los sitios de poder.
      Al principio, me guiaba simplemente por las sensaciones agradables, que aparecían y desaparecían a medida que caminaba por los senderos.
      Así, al borde de un despeñadero, desde el cual se abría una vista panorámica al centro de la ciudad, encontré un lugar donde era muy fácil expandirse con la conciencia en lo alto, por encima de los pinos que crecían allí. Este sitio era solamente de unos pocos metros, y a su alrededor, en cambio, no se sentía nada especial.
       Seguí caminando y disfrutando del silencio y del solecito matutino.
      Al explorar uno de los senderos, empecé a percibir ciertos cambios energéticos. Se podía experimentar claramente la presencia de Alguien. Paseé por aquí y por allí, pero no pude sacar ninguna conclusión definitiva sobre las posibilidades de aquel lugar. Sin embargo, más adelante, allí donde crecían unos pinos altos y frondosos, cerca de uno de éstos, tuve sensaciones más intensas. Resultó que era el epicentro de aquel sitio. Aquí había una alegría dichosa, que subía desde las profundidades multidimensionales y llenaba todo mi interior desde todos los lados. Con la particularidad de que en este lugar la sensación de las piernas disminuía significativamente y luego casi desapareció; por lo que caminé con mucha ligereza. Comencé a probar los ejercicios que aprendí con Meniul. Pero en cierto instante vino el pensamiento, claramente ajeno, de que yo debía, más bien, escuchar primero con atención y solamente luego hacer, pero no lo que había aprendido antes, sino algo nuevo, que empezaría a manifestarse pronto aquí y ahora.
      Hice caso, y entonces debajo de mis piernas aparecieron unas bolas de Luz blanca que comenzaron a nadar lentamente hacia arriba y pasar a través de mi cuerpo.
      Sentí muy bien al Espíritu Santo, una Mujer Divina Que me ayudaba en aquel entonces.
      Cuando me cansé, ya no quería trabajar por mí misma y me quedé sin hacer nada en el estado de Su dichoso deleite.
      Les agradecí a ambos Espíritus Santos y fotografié ambos sitios de poder para enviar a Vladimir. (Después él me dijo que en la fotografía del primer sitio percibió a Alguien a Quien no él conoció personalmente. Y en el segundo sitio, percibió el gozo de una Mujer Divina, a Quien tampoco pudo reconocer por la fotografía. Sin embargo, me dijo que aun así yo podría aprender a unirme con Ella).

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